domingo, 25 de marzo de 2012

Mecanismo de cierre de trampas de venus atrapamoscas (Dionaea muscipula)

El estudio, realizado por científicos de la Universidad de Harvard, analiza la cadena de eventos que se producen en las hojas de la planta cuando, al ser estimulada, cierra su trampa. El trabajo complementa una investigación anterior.

Además de observar los eventos bioquímicos, el grupo de Harvard examinó qué sucede después de que la planta es estimulada. Para aferrar a su presa, la planta carnívora se basa en un proceso bioquímico activo y en un proceso elástico pasivo. Cuando un insecto roza un pelo gatillo, la planta responde moviendo agua para cambiar activamente la curvatura de sus hojas. No se conoce aún del todo cómo es desplazada el agua, pero se sabe que la deformación de las hojas proporciona los medios por los cuales la energía elástica es almacenada y liberada, creando un simple pero efectivo movimiento similar al de una mandíbula.

En esencia, una hoja se estira hasta alcanzar un punto de inestabilidad donde ya no se puede mantener la tensión. Cada hoja se pliega sobre sí misma, y en este proceso de volver a su forma original, atrapa a la víctima en el medio. El infortunado insecto no podrá ya salir. La planta tarda unas ocho horas en preparar sus hojas para la próxima presa.

Para revelar cómo se cierra la Venus atrapamoscas, los investigadores pintaron puntos fluorescentes en la cara externa de las hojas y las filmaron bajo luz ultravioleta con una película de alta velocidad. El uso de espejos permitió que el proceso se grabase con imágenes tridimensionales, y en base a ello se pudo reconstruir la geometría de la hoja. Finalmente, un modelo matemático simple proporcionó una manera de comprender los aspectos cuantitativos y cualitativos del cierre, tales como cuánto tiempo transcurre antes de que la planta cierre su "boca" una vez estimulada, y cómo de rápido es el proceso en su totalidad.

Un ejemplar de Venus, una planta carnívora muy conocida (Foto: Forterre y Mahadevan)Además de haberse esclarecido, al menos en parte, un viejo enigma relacionado con una planta que Charles Darwin llamó "una de las más maravillosas del mundo", el descubrimiento tiene implicaciones para los sistemas biomecánicos. Algún día, los ingenieros podrán emular el ingenioso dispositivo de la planta en los movimientos musculares de diminutos dispositivos artificiales, como los que controlan el flujo de pequeñas cantidades de líquidos o gases. Entre las aplicaciones comunes que ya usan tecnología relacionada con este concepto, figuran dispositivos de microfluidos, sensores hidráulicos y mecanismos que controlan la administración de fármacos. Fuente: http://www.solociencia.com

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